PRÓLOGO

    

     Tiempo atrás comencé a transcribir algunos párrafos que  tenía marcados en mis libros, configurándolos en la forma de fichas con el propósito de relacionar estos elementos según una lógica de nexos entre palabras. Me interesaba, además de compartir los textos, la posibilidad de abrir lecturas múltiples que crearan lazos entre los diversos autores.
    Las fichas proponen enhebrar una trama sobre la base de un juego hermenéutico, intentando que discursos heterogéneos convivan en un hojaldre de escritos, a través de una red de palabras vinculadas por interpretaciones simultáneas, inclusive contradictorias.
   Es muy probable que el conjunto derrape en nexos inconclusos, correspondencias inexactas o en desinteligencias originadas desde su propia lógica. Y es que en el espacio de la interpretación uno se despide de las certezas para ingresar en el campo silvestre de las conjeturas, en donde se apuesta por sentidos nuevos, para intentar comprender esas palabras de nuestra lengua que persisten íntimas y enigmáticas, tal vez porque callan y conservan verdades imposibles.
   Las fichas abordan algunas de esas palabras que permanecen siempre díscolas, desobedientes. Articularlas es la excusa para compartir fragmentos de una biblioteca, apelando al lector para que reescriba las coordenadas de un mapa sin territorio, para que se demore en los intersticios de la escritura, para que recorte en cada texto los bordes de su propio deseo. 


Pablo Lehmann
Buenos Aires, febrero de 2013.